viernes, 8 de mayo de 2009

Aquella niña amarilla


La verdad es que nunca me había detenido a analizar, ni siquiera mentalmente, a este personaje. No es protagonista, ni tampoco la más graciosa de la serie. Quizás “Los Simpson” podrían haberse concebido y triunfado entre el público igualmente sin ella, quién sabe. Aunque de no haber existido, lo más seguro es que el desmadre de estos dibujos se habría multiplicado.

No es que me sienta identificada con ella, que al mirar esa figura amarilla vea en ella mi propio reflejo. Es más, he de reconocer que al principio me generó cierta antipatía y que siempre me he reído mucho más de las andaduras de su hermano que de sus monólogos científicos. Sin embargo, al detenerme un segundo a reconsiderarla, me he dado cuenta de que tampoco somos cielo y tierra.

Ella es…

La perseverancia personificada. Tiene una fuerza de voluntad de hierro que le lleva a perseguir y alcanzar todas las metas que se propone. Mi voluntad más bien es de aluminio, pero también sabe resistir cuando algo se me instala entre ceja y ceja.

Luchadora. Sus creencias son claras, definidas y siempre está dispuesta a defenderlas. No se rinde, sino que combate día tras días para que se cumplan sus ideales y acaben lo que ella ve como injusticias. Yo quizá me tome algún día de descanso en esa lucha, pero si peligra algo en lo que creo firmemente, lo defiendo a golpe de palabra.

Soñadora. Y enamoradiza. Tener los pies en la tierra la mayoría del tiempo no le impide elevarse hasta lo más alto de vez en cuando, para perderse entre las nubes de su imaginación, entre sus fantasías. A mí también me gusta soñar, pues aunque los sueños, sueños sean, también forman parte de nuestra realidad.

Pero también es…

Algo irritante. Y pedante. Tiende a pecar de sabelotodo, motivo principal por el cual no cae demasiado bien en su entorno. Me tomo la libertad de no sentirme identificada en este aspecto.

Si pudiera elegir, elegiría hacer una nueva serie centrada en ella. Y si también pudiera, me pintaría de amarillo, escabulléndome de la realidad para sumergirme en la ficción y situarme en el papel de amiga. Una de esas amigas que te separan un poco de los libros, y te descubren que hay mil experiencias divertidas no escritas.

¿Qué ha aportado mi personaje a la humanidad? No creo que sean muchos los que se hayan percatado de los valores que representa. Pero se merece que no sólo veamos en Lisa a una niña repelente, sino que apreciemos la solidaridad, bondad y pureza que encarna su figura.

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