sábado, 9 de mayo de 2009

The boy in the striped pyjamas




La leí en inglés, me encantó. Es una novela amena, sencilla y de vocabulario nada estrambótico que no plantea dificultad alguna para ser comprendida. Pocas veces tuve que levantarme en busca del diccionario, pues las palabras más complicadas dejaban de serlo gracias al resto, a la utilidad del contexto.

Me gusta, de vez en cuando, leer en este idioma. Una misma novela, según la lengua en la que se haya traducido, parece otra. No sé qué tal será en castellano, si también tendrá la sensibilidad de la versión inglesa fundida en cada palabra. Sólo sé que en inglés consiguió cautivarme.

No suelo leer historias de guerra, me hinchan el cuerpo de una sensación mezcla de rabia e impotencia. Me hieren, y duele. Pero este libro no habla de batallas, de torturas ni de bombas; no se recrea en los muertos, ni en las mil formas de matar a una persona. Es verdad que intuye injusticias, la injusticia que sufrieron miles de personas encerradas entre murallas de piedra y vallas de alambre; pero lo que pretende no es detenerse a detallar la perversión de una época, sino destacar una tímida bondad que asoma la cabeza para intentar respirar entre el inmenso tumulto de crueldad, pero que acaba por ahogarse de forma literal.

La bondad de dos niños físicamente diferentes, de nacionalidades también diferentes, pero de corazón igualmente puro que no entienden de creencias ni de bandos sino de amistades verdaderas. Sin embargo, la guerra no se apiada de nadie, ni siquiera de los más indefensos. Y por eso, ese final tan espeluznante…

Bruno consigue saltar la pared para estar con su amigo. Los dos vestidos de la misma forma, juegan a estar en el mismo lado del muro, en el mismo bando. Cogidos de la mano, entran en una habitación abarrotada de gente. Los párpados pesan. Poco a poco, los ojos se van cerrando. Hasta que se quedan dormidos, para siempre. Y todo por haber estado en un lado determinado de la valla. Todo por llevar la cabeza rapada y un pijama de rayas.

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2 comentarios:

  1. Yo no he leido la novela, sólo he visto la adapatación cinematográfica. Lo cierto es que la película no me acabó de gustar, me imagino que el libro debe ser otra cosa... a veces no se acierta adaptando la literatura al cine. Estoy de acuerdo con el triste final, realmente horrible.

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  2. Encara no he tingut ocasió de llegir el llibre però sí que he vist la pel·lícula. I realment el final és molt trist.

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